El diseño inteligente es el nombre utilizado para describir a la corriente que sostiene que el origen o evolución del Universo, la vida y el hombre, son el resultado de acciones racionales emprendidas de forma deliberada por uno o más agentes inteligentes Se le considera como una pseudociencia con características dogmáticas desde el punto de vista de asociaciones científicas y escépticas.
Si bien sus partidarios proclaman que se trataría de una propuesta científica legítima, capaz de sustentar un programa de investigación metodológicamente riguroso, el diseño inteligente es considerado por la comunidad científica de las ciencias naturales afines al tema sólo como una justificación a posteriori de la creencia en un creador determinado (el Dios de las religiones monoteístas), presentada como una versión de creacionismo contemporáneo anti-evolución que trata de buscar la respetabilidad intelectual que el creacionismo clásico no ha sido capaz de obtener.
El movimiento del diseño inteligente apareció y se desarrolló en Estados Unidos en torno a 1987, a través de una versión moderna del argumento teleológico para la existencia de Dios, después de que hubieran fracasado, salvo éxitos menores y provisionales, los intentos de los representantes del literalismo bíblico de lograr la enseñanza del relato de la creación del Génesis en la clase de Ciencias Naturales.
El debate, especialmente intenso en Estados Unidos, se ha extendido a otros países, generalmente por medio de la influencia de las iglesias evangélicas y otros grupos religiosos fundamentalistas gracias a los cuales se ha convertido en una posición de creciente fuerza.
Una de las principales críticas científicas que se hacen al diseño inteligente es que no es una teoría científica real (como sí lo es la Teoría Sintética de la Evolución), ya que no sustenta sus bases en el método científico, a partir de experimentaciones y observaciones críticas y científicas.
Otras críticas no menos importantes se refieren a la falsedad de sus principales afirmaciones,[9] como por ejemplo, que los sistemas "irreduciblemente complejos" no pueden surgir por evolución darwiniana
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